martes, 21 de junio de 2016

POR PELOTAS...

    
    A veces se cuela en prensa una noticia que nos permite entrever lo que realmente pasa en la frontera de la Europa mediterránea. Como los indicios que un director de cine va desvelando en una película de suspense, si leemos la prensa con atención, si seguimos la actualidad de la Frontera Sur, podemos ir juntando piezas de una realidad escondida.

Ahora la Asociación Unificada de Guardias Civiles, una especie de semisindicato de la Benemérita, hace público que un mando de Melilla pide que su unidad se dote de material antidisturbio para repeler las llegadas por mar de personas migrantes. Pelotas de goma, botes de humo, armas de gran calibre... Lo normal para tratar con personas que se acercan a la costa española en pequeñas embarcaciones y en ocasiones sin saber nadar.


Fuente: El Correo
No es que no se sepa que esto ocurre. Ya en 2013 murieron 15 personas en el agua como resultado de los disparos hechos por agentes públicos con botes de humo y pelotas de goma mientras nadaban hacia la costa española. Los muertos muertos están y los agentes implicados y sus mandos están en activo, vigilando nuestras fronteras para que podamos estar tranquilos.

Y esa tranquilidad la podemos tener también contra los disidentes con el Gobierno como Ester Quintana, peligrosa huelguista que quedó tuerta por un disparo de las dichosas pelotas en la huelga de noviembre de 2014. Disparo que no debió efectuar nadie pues el caso de nuevo se cierra sin que nadie asuma la responsabilidad.

Los gobiernos de Europa y España se blindan y si eso a veces deja alguna víctima hay que asumirlo. Que salga algo en prensa si no queda más remedio, pero que no se haga demasiado ruido, dejemos que la gente viva en el suspense de saber que los que no se conforman con el papel que les asignan las grandes políticas europeas pueden descubrir el horror tras el decorado.

Sólo nos salva la dignidad de algunos profesionales de las fuerzas de seguridad que se atreven a denunciar lo absurdo y el esfuerzo de estar atentos de las organizaciones sociales conocedoras de que el miedo a lo que se intuye pero se desconoce es la mejor forma de desmovilizar a la sociedad.