martes, 20 de abril de 2010

Bendito hiyab


Bendito hiyab que está dando de comer a tanta gente. Gente por lo demás cultivada y conocedora del talante progresista que debe regir la sociedad occidental.
Hoy el tema está en Madrid, en un centro escolar donde casualmente habían prohibido cubrirse la cabeza con cualquier objeto, sea gorra, pañuelo o montera. Norma que sin duda han introducido sus profesores ingenuamente sin pensar que estaban metiéndose en uno de los debates más famosos de los últimos diez años en el ámbito educativo. Ahora se quejan de que la polémica rodea a su centro. Obviamente no pensaron que esto pudiera pasar cuando decidieron introducir la norma. Obviamente.

El caso es que lo más preocupante no es la miopía de un centro escolar que se excusa en poner normas estéticas (con lo carca que era eso del uniforme) para sus alumnos. Impedir que vayan con gorras o pasamontañas a clase es el objetivo en teoría. Lo más preocupante es la posición mayoritaria de los representantes políticos de la Comunidad de Madrid recogida en prensa.
Resulta que en vez de enseñar en las escuelas a convivir con las distintas opciones políticas, religiosas, ideológicas, identitarias en suma. Debemos convertir las escuelas en espacios donde los alumnos dejen su identidad en la puerta para convertirse en seres neutros.
Ya ni siquiera el magnífico corto "Hiyab" de Xavi Sala va a tener sentido. Dos décadas de modernización pedágogica en España con la supuesta base de que cada alumno y alumna se desarrolle según sus capacidades con una identidad propia y libre y ahora de un plumazo nos lo ventilamos porque nos resulta conflictivo un elemento identitario musulmán.

Tan identitario que algunas compañeras de la alumna han decidido acudir a clase con el hiyab, contra su costumbre, para mostrar solidaridad. Ojo, este tema no debe pasar desapercibido. Porque en el fondo tanto la reacción oportunista de distintos líderes políticos haciéndose los progres con un tema del que son analfabetos funcionales (porque pueden articular discursos pero sin entender de qué están hablando) como la de las compañeras, nos pone sobre aviso de lo que está en el fondo del tema.

Unos piensan que renegando del uso público del hiyab quedan bien ante un electorado que mayoritariamente recela de todo lo que huela a musulmán. Otras viven en ese ambiente y deciden remarcar su islamicidad cuando sienten que se agrede a quien hace ostentación pública de ella. Seguimos atizando de forma ignorante el fuego del conflicto entre sociedades. Pensando las instituciones y quienes las dirigen que con medidas tajantes van a reeducar a las hijas del moro y convertirlas en españolas de pro. A mí me resulta tan patético como los antiguos debates entre europeos sobre si bajo la piel las personas negras tenían su verdadero color blanco.


Atención, pregunta para los progres bien pensantes:
Aceptando, que no lo acepto, que el hiyab muestra la sumisión de la mujer al hombre en oriente. ¿Por qué no prohibimos que las chicas vayan maquilladas a clase? ¿No es en el fondo el maquillaje femenino la forma occidental de exigir a las mujeres que se cuiden para gustar más a los hombres?
Si la preocupación de fondo fuese la igualdad de género, el debate empezaría por el 99% de alumnas que viven en nuestra cultura aún masculino dominante y no por un pañuelo. Por ejemplo eliminando la publicidad sexista omnipresente.


En realidad me temo que el fondo es que el pañuelo identifica a la alumna con el Islam y eso molesta a quien habla de respeto y democracia pensando que son armas y no valores. Ya hemos conocido los fundamentalismos religiosos, después los políticos fascistas y soviéticos. Ahora le toca el turno a las democracias liberales. Después de todo ya hemos hecho la Guerra Santa por la Democracia en Irak...


... uy, si algunos que opinan hoy también lo hicieron hace siete años y de qué manera.

3 comentarios:

  1. Me parece que hablas desde la ignorancia más absoluta sobre lo que es el hiyab y el pulso que se hace con él a las sociedades occidentales (de no tradición musulmana...te guste o no. Yo creo que la modernidad y la tolerancia no es ir en contra de unos símbolos religiosos y en favor de otros, posiblemente tu estés en contra de los crucifijos en las escuelas, lo cual me parece muy bien puesto que a la escuela se va a aprender otras cosas independientemente de tu creencia personal, lo que yo no entiendo es el porqué de este debate, hay unas normas que se deben de respetar para todo el mundo, y en este caso la discriminación positiva no biene a cuento, lo que no es normal es que la religión esté por encima de todo, es decir, si yo por ejemplo quiero ir con un pasamontañas porque me encanta como me queda con toda seguridad que no me dejen permanecer dentro de la clase ni un segundo, pq esa chica si puede llevar la cabeza cubierta?? pq ella es musulmana??? y yo no tengo derecho a no creer?? o a creer??? apoyaría esta chica a que un chico de Papua-Nueva Guinea quisiera ir a clase con esa especie de vaina que cubre el pene?pues seguro que no...se iria de ese instituto por inmoral.A mi me hace mucha gracia este país lleno de "progres" que se creen muy modernos por que está in apoyar el uso del hiyab y respetar la decisión de las mujeres a usarlo, pero lo que no se dan cuenta es de que el hiyab es una forma de no identificación con las mujeres occidentales, de dejar de manifiesto que ellas son diferentes a nosotras y por supuesto mejores y más morales, eso no es integración sino todo lo contrario, ya no es un atuendo con una simbologia religiosa de sumisión a Dios y a sus maridos, sino de diferencia con las occidentales.

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  2. Ni una cosa ni la otra.
    El hiyab, como nota histórica, es un símbolo preislámico. Como curiosidad, comentar que en la época en que surgió, las mujeres de la península arábiga, estaban más "emancipadas" (utilizando la jerga actual) que el conjunto de las mujeres del hemisferio occidental de la actualidad.
    Curiosamente (y sólo por ver que todas las religiones utilizan símbolos ajenos haciéndolos pasar como propios de cara a reforzar el sentimiento de pertenencia excluyente) el 25 de diciembre era conocida en el imperio occidental como las fiestas del solsticio de invierno, por lo tanto un culto pagano. En él se celebraba el término del acortamiento de las noches y el triunfo del "dios sol"', con el alargamiento del día. Fue entre los años 324-325 D. C. cuando se decidió su institución como fiesta cristiana, pasando de conmemorar la llegada del invierno al nacimiento del Salvador.
    Una vez hechas la aclaración, muchos y muchas os preguntaréis qué quiero decir con esto.
    Lo primero que quiero comentar y ya centrando la respuesta es que la simbología del intragrupo hay que tomarlo simplemente como eso, como elemento diferenciador del extra grupo (la eterna dicotomía del nosotros contra el ellos) y que a menudo la propia macroestructura religiosa hace suya, a pesar de que su origen sea otro.
    Con ello doy en parte la razón a la persona que escribió la primera respuesta. Por supuesto que el hiyab es un elemento diferenciador del intra-grupo que refuerza el sentimiento de pertenencia otro grupo, Pero no es menos cierto que el mismo papel desempeña una camiseta del Real Madrid o del Barcelona, y nadie cuestiona absolutamente su uso, ya que socialmente ese proceso identitario excluyente es asumido públicamente (a pesar de que explícitamente genera violencia).
    En este punto, la pregunta debería ser otra: “¿Qué diferencias estamos dispuestos a asumir socialmente?” y a partir de ahí comenzar a discutir.
    Por otro lado, y en simultáneo, España como Estado debe acometer uno de sus debates pendientes, que es en este caso el tratamiento a la diversidad en el aula.
    La experiencia de nuestro entorno nos muestra vías:
    1. La prohibición de CUALQUIER tipo de simbología religiosa (Francia, Turquía)
    2. La asunción de la libertad religiosa por parte del alumnado, dejando la regulación sobre el profesorado a cargo de cada territorio (Alemania)
    3. La regulación de cada centro educativo (Reino Unido).
    ¿Por cual optamos?
    En los últimos días el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, coherentemente con su discurso institucional de los últimos años en relación con la presencia de la religión en el aula, señalaba en una rueda de prensa, que es necesario garantizar la libertad religiosa en el aula, lo cual me parece la postura más razonable a estas alturas del SXXI.
    Y esto lo digo, no desde un punto de vista de la militancia religiosa (nada más lejos de la realidad) sino porque , creo que la sociedad española no está madura, como hemos visto en los últimos años, para afrontar un proceso laicista como el francés, porque exigimos que desaparezcan los hiyab, pero ¿asumiríamos como sociedad que desapareciesen los crucifijos –todos los visibles-? ¿Y las clases de religión? Y ¿Qué hacemos con la escuela concertada?
    Personalmente creo que abordar una reforma de esta profundidad sería muy complicado a estas alturas y en la actualidad el Estado debe de servir como garante de la libertad individual (asumiendo que la libertad puede ser que la persona libremente se ponga un hiyab, una toca, una kipa o una Virgen del Carmen tatuada en un brazo) y que en el aula (origen de este post) se garantice una educación basada en la gestión de la diversidad cultural y religiosa.

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  3. Hombre, me alegra ver dos comentarios sobre el tema. Siempre es agradable que haya debate. Si no es así carece de sentido el esfuerzo.

    De entrada quisiera dejar claro que en mi cabeza el modelo de escuela pública en un estado como el nuestro que es ACONFESIONAL pero no laicista, debería encaminarse a que los centros educativos como instituciones públicas no impartiesen ni utilizasen ningún símbolo religioso. Pero los alumnos como ciudadanos usuarios de las instituciones y sus servicios, deberían poder ostentar cualquier símbolo religioso o ideológico que esté dentro de los márgenes constitucionales. (Sí, yo también cambiaría la constitución, pero ese es otro tema).

    En resumen, crucifijos fuera de las escuelas pero no de los alumnos.

    El debate se hará más potente cuando hablemos del profesorado. ¿Puede un profesor llevar un crucifijo o un hiyab en un centro público? Pues me parece a mi que sí debería poder, siempre y cuando no se dedique a hacer proselitismo religioso y se atenga a los contenidos docentes marcados por el estado.

    Respecto al sentido del hiyab. Obviamente entre otros significados está el de diferenciar a la comunidad de pertenencia. No es casual que el debate se haga más fuerte en plena adolescencia. Cualquier psicólogo del desarrollo nos dirá que la autoafirmación y la búsqueda del grupo de adscripción son claves en el desarrollo adolescente de nuestras sociedades. Como los piercing, los tatus, el equipo de futbol que se mencionaba o en mis tiempos las greñas heavies.

    Qué el Islam recogió el hiyab de tradiciones culturales previas. Pues claro, pero hoy día quien se lo pone lo hace pensando en el Islam y está asociado a él en las sociedades de tradición religiosa musulmana. El Islam al margen de su componente espiritual y trascendental, pertenece al devenir histórico (esto lo tengo hablado con varios imames) y por tanto como cualquier otro proceso histórico religioso, ideológico o artístico, recoge elementos del sustrato cultural precedente y los incorpora. Sin necesidad de discutir la divinidad o no del mensaje de cualquier religión, las comunidades humanas en las que se plasma el hecho religioso pertenecen al tiempo histórico y recogen elementos de su tradición previa que adaptan en el nuevo marco de valores. En el marco de lo político ni la Revolución Francesa ni el Marxismo esquivaron este hecho.

    Respecto a si el hiyab es un símbolo que manifieste superioridad moral frente a la mujer occidental pecadora. Pues... la verdad mi experiencia no es esa. A estas alturas he conocido mujeres musulmanas de todas las edades, naciones y colores. Ni todas usaban el hiyab ni todas las que lo usaban expresaban lo mismo respecto a su visión del Islam, su relación con los no musulmanes o sus motivos para llevar la cabeza cubierta. En general y lamento tener que decirlo porque me siento ideológicamente más cercano, he visto mucha más prepotencia en el mundo progre europeo.

    Lo que sí creo que es cierto es que la mujer que lleva el hiyab manifiesta algo con ello. Espera ser tratada de una forma concreta y lo comunica con su ropa. El paralelismo típico es una monja, pero yo creo que también valen otros ejemplos menos llamativos. El traje de chaqueta que me tengo que poner para trabajar muchos días ¿es una opción o una imposición social? Os aseguro que no tiene nada que ver el trato que recibo cuando me lo pongo que cuando me lo quito. Y también os aseguro que a más de uno que conozco se le sube el ego cuando se ve trajeado, con maletín y tarjeta con nombre y cargo.

    Para terminar un comentario que me han hecho hoy y me parece oportuno. ¿Hiyab fuera de las escuelas en un estado en el que juran los presidentes del Gobierno con Biblia y crucifijo?

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