domingo, 21 de febrero de 2010

PEDRADA AL ESPEJO


Hoy es un día especialmente fecundo para comentar, pero de todas las noticias me quedo con esta: El descenso en la contratación a personas discapacitadas.

La idea reinante de que la inserción laboral es la puerta de entrada a la plena integración social dio lugar a un enorme esfuerzo para incrementar el empleo de personas con algún tipo de discapacidad.

Nunca me ha gustado mucho la idea de que el empleo sea la clave para la “normalización” de la vida social. Una cosa es realizar alguna actividad productiva que nos realice como parte de la sociedad y otra muy distinta el empleo, el curro como fuente de ingresos. Pero sea como sea, lo cierto es que en la última década se montaron diversas medidas legales y de sensibilización con este objetivo. Iniciativas que como ocurre siempre en España, quedaron más que nada en el papel de la Ley, sin apoyo suficiente en el control y siendo cumplidas principalmente por la administración pública

No obstante y pese a la pedrada que supone la noticia, es evidente que pasado el tiempo ha existido un cambio en la sensibilidad con estos temas. Es fácil observarlo en la administración pública y también existe un progreso en la empresa privada. Dejando de lado a las empresas de inserción social, hay que diferenciar entre los distintos motivos para este cambio.

  • Por un lado la madre del cordero era el fomento para la no discriminación. En esta línea se han dado pasos pero todavía queda mucho por andar. Aquí debemos encuadrar tanto las campañas de sensibilización como a los incentivos fiscales a la contratación.
  • Otro motivo era la cuota mínima del 2% establecida por la legislación para empresas de más de 50 trabajadores. En estos casos el cumplimiento dependía básicamente del miedo a la inspección de trabajo y de las ganas de apelar a las excepciones que la propia ley reconoce. Aunque curiosamente no han sido pocas las empresas que descubrieron que ya cumplían este precepto sin haberlo tenido en cuenta.
  • Finalmente el último motivo es también el más importante. Una forma distinta de concebir el talento de los trabajadores. Muchas personas capacitadas tienen habilidades especiales que pueden compensar aquellas de las que carezcan. En no pocas ocasiones hay una vinculación entre la discapacidad sufrida y la habilidad especial desarrollada, bien sea sensorial (hiperdesarrollo del oído frente a la ceguera por ejemplo) o intelectual (especial capacidad para la concentración en trabajos mecánicos en personas con discapacidad intelectual).

Estoy convencido de que estas tres motivaciones necesitan ser estudiadas por separado en el actual contexto de crisis. No debe ser igual el descenso de contratación en las empresas motivadas por una que por otra cuestión.

La cuestión de fondo es que si ante una situación de crisis las empresas reducen de forma desproporcionada la contratación de personas con discapacidad es porque nunca o casi nunca entendieron que realmente era necesaria o rentable su contratación.
Dicho de otro modo, habíamos logrado una implicación cosmética, no una transformación de mentalidades. No hemos logrado todavía ver más allá de la deficiencia en “normalidad” a una persona con todas sus capacidades, incluso alguna más desarrollada de lo que consideramos normal para el resto.
Pero no solo es cuestión de mentalidad de empresa. Esto, creo, es consecuencia ante todo de la mentalidad con la que abordamos la integración de lo distinto y sobre todo de lo que hasta ahora hemos etiquetado como inferior.
Tratamos de compensar esa etiqueta con una imposición de derechos recién establecidos. No con una puesta en valor real de las personas afectadas. Esto da lugar a situaciones absurdas cuando no esperpénticas que seguro todos podemos recordar. Quizás ha sido necesario tener a personas sin brazos compitiendo en natación olímpica para entender que había barreras mentales que romper. Pero ahora llega el momento de parar y replantear la estrategia.
Una estrategia que necesita centrarse menos en cupos, aunque todavía por un tiempo sean necesarios. Pero sobre todo hay que avanzar más en NO discriminación y sobre todo en potenciar talentos. El empleo se basa en una relación y como en todas, se consigue menos por la fuerza que con el ejemplo. Quizás tenga más resultados una escuela de ingeniería de sonido con formación especializada para ciegos que todos los cupos y cupones juntos.

Por cierto, ¿alguien sabe por qué no podemos tener gente presentando el Telediario guapa y en sillas de ruedas?

2 comentarios:

  1. ¿Y tienen que ser necesariamente guapas? Ni te cuento entonces si además de estar en silla de ruedas, no se cumple los cánones de belleza al uso. Que sean más que bustos parlantes no parece tan preocupante como que no desentone con el decorado. Es un ejemplo, pero podemos extrapolarlo a cualquier empresa que viva de la imagen, de la imagen estereotipada basada en el sacrosanto canon de la normalidad. Quizá algún esto no sea así, pero hoy no, mañaaana!!!

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  2. Me alegro de que alguien haya dicho algo sobre el tema.

    Es verdad que no tendrían que ser necesariamente personas guapas. Pero lo que quiero es hacer notar la falta de argumentos. Si lo que se quieren son como tú dices "bustos parlantes" no hay ningún problema en lo demás. Si la persona es buena locutora y tiene eso que los de RR.HH llaman buena presencia, debería de acceder a un puesto de ese tipo. Los pasos de este tipo se dan de uno en uno pero se tienen que dar.

    Por cierto, hablando del tema. ¿Alguien sabe lo que ha pasado con Francine Gálvez?

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